El negro no puede ser negro,
el blanco es muy pálido para ser claro;
muy sucio para ser limpio.
Las olas de uno lamen las orillas del otro,
un mar sombrío se extiende por las tablas
de un muelle que se desenvuelve como alfombra a mis pies.
Había arena, en algún momento, era visible.
Ahora se ha vuelto borroso,
se levantaron paredes; el muelle es el suelo
de mi habitación
y el negro
y el blanco
se fundieron en una sombra que me arrastra a su interior.