lunes, 8 de febrero de 2010

Pier

El negro no puede ser negro,

el blanco es muy pálido para ser claro;

muy sucio para ser limpio.


Las olas de uno lamen las orillas del otro,

un mar sombrío se extiende por las tablas

de un muelle que se desenvuelve como alfombra a mis pies.


Había arena, en algún momento, era visible.


Ahora se ha vuelto borroso,

se levantaron paredes; el muelle es el suelo

de mi habitación

y el negro

y el blanco

se fundieron en una sombra que me arrastra a su interior.